lunes, 29 de octubre de 2007

"Well, its a marvelous night for a moondance, with the stars up above in your eyes"

Recuerdo hace un mes estar en el gimnasio y, en no sé qué emisora de radio, comentaron acerca de los conciertos de Van Morrison que iban a tener lugar en España. Ante esa noticia, al llegar a casa me metí en Internet, para evaluar la información, dando la feliz circunstancia que uno de los dos que daba tenía lugar en Madrid. Así, no me lo pensé, y pocos días después fui a la Fnac a comprar mi entrada para el concierto. Era cara, lo sé, pero me apetecía ir, no quería que se diese la jodida putada de no poder ir en mi vida a un concierto suyo.
Y bueno, el concierto fue hace dos días, el sábado pasado, y allí me encontraba yo, rodeado de gente mucho mayor que yo, en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid. Y fue una maravilla. Mereció cada uno de los XX euros que me gasté en él, con un puñado de canciones muy bueno, revisadas en la interpretación, en la que se notaba cierta, y bendita, improvisación.
Con el recinto a reventar, cosa que me alegró sobremanera, pues denota que hay gente con buen gusto, empezó el concierto. Sin palabrería, completamente innecesaria, y con unas cuantas canciones bestiales, en las que se demostraba que Van es un músico cojonudo, en mogollón de estilos, siendo el más notorio el blues, y acompañado de un grupo de 10 músicos muy buenos, entre los que destacaban el trompetista, el guitarrista y el violoninista (que además tocaba el banjo). Y así, el concierto iba avanzando, hasta que llegó el, para mí, mejor momento del concierto (musicalmente hablando), con esa estupenda "Bright side of the road", ligeramente modificada para meter el banjo, que quedó impresionante.
Tras ella, "Cleaning windows", "Precious times", "Moondance" entre otras para nada peores, en las que el irlandés tocaba su habitual armónica y saxofón, con duelos de percusión entre el batería y el encargado de la percusión en general, o entre el piando de Morrison y el órgano de su teclista, y tonos de, como he dicho antes, blues, countrie, swing e incluso gospel. Ya acabando, "Star of countrie down" añadió algo de folk irlandés a los estilos ya mencionados, en el que el violinista recibió su última ovación.
Y para terminar, era sencillo: esa maravillosa chica de ojos marrones con la que Morrison lleva cerrando sus concierto desde hace 30 años, con lo que las últimas palabras del concierto no fueron otras, ni podían ser otras, que: "Sha la la la la la la la la la la te da."

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