lunes, 5 de mayo de 2008

"Por Osiris y por Apis; miradme, miradme bien. Sois...¡un jabalí!"

Hoy hablaré de una de las, posiblemente, mejores películas de animación de la historia. Una película que puede ser considerada una obra maestra del cine europeo, ya que es una co-producción franco-germana, salida de los Studios Idéfix. Hablo, como habréis deducido todos los que hayáis visto esta maravilla, de "Las 12 pruebas de Astérix".

Partimos del hecho de que la obra de Goscinny y Uderzo es uno de los grandes comics de la historia, hasta tal punto que se ha convertido en un símbolo en Francia al nivel del Quijote en España, para darnos cuenta de la importancia que podría tener esta obra dentro del panorama Europeo. Así, en 1976 se estrenó una película con guion original, es decir, no basada en ningún álbum ya existente de Astérix (a diferencia de "Astérix el Galo", "en Bretaña" o "y Cleopatra") sobre el héroe galo.

Dicha película tiene su punto de partida en el año 50 antes de Cristo, cuando toda la Galia está ocupada por los romanos... ¿Toda? No, porque en en una pequeña aldea de Armórica una pequeña aldea resiste ahora y siempre al invasor, tras la enésima derrota del ejército romano a manos de los irreductibles galos, un punto de partida bastante habitual en las historias de Astérix (por ejemplo, "Obélix y compañía" o "Astérix en Córcega", dos de mis preferidas). Tras ésta, algunos legionarios creen que es imposible que los galos sean humanos, con lo que empieza a correr el rumor entre Roma de que son dioses. Dicho rumor llega a Caio Iulio Caesar, que escéptico, decide probar que no lo son. Así pues, al igual que Hércules para poder ser aceptado en el Olimpo y ser considerado dios tuvo que salir victorioso de doce pruebas, a cada cuál más imposible para un ser humano, propone a los galos 12 pruebas, teóricamente imposibles, con las que probará que son simples mortales.

Así pues, los galos aceptan el reto, seleccionando para llevar a cabo las pruebas a, está claro, Astérix y Obélix ya que, como bien y acertadamente dice el bravo jefe Abradacúrcix (que, recordemos, sólo teme a que el Cielo caiga sobre su cabeza pero, como él mismo dice, "eso no ocurrirá mañana"), "Astérix es el más astuto, y Obélix el más fuerte..."
Y así, guiados por un personaje absolutamente memorable, Caius Pupus y su peculiar forma de andar y hablar, con los acordes de esa deliciosa musiquilla que los acompaña toda la película, comienzan las 12 Pruebas:
Desde la carrera con el atleta griego hasta la batalla en el Coliseo, pasando por las otras 10, a saber: lanzamiento de jabalina contra Kermés el persa y su poderoso brazo derecho; el duelo contra el enorme, a juzgar por su puerta, Cylindrix el Germano ("Cylindrix el Enano, diría yo"); los cantos de cisne de esas pécoras de las Saterdotizas de la Isla del Placer, que no es tan placentera como dice su nombre, a juzgar por su carencia de singularis porcus; la mirada de Iris, el mago venido de Egipto; el desfile de alimentos, a cada cuál más suculento, de Mannekenpix (adoro los nombres que ponía Goscinny), que desapareció después de servir los entremeses; el profundo antro de la Bestia, muy sabrosa, todo sea dicho; la Casa que Vuelve Loco, fiel reflejo de la burocracia, en la prueba más sencilla de todas: tan sólo conseguir el Pase A 38; el paso por el abismo a través del hilo invisible que une las dos orillas y que, como bien dice Obélix, resulta mucho más cómodo (pese a los cocodrilos), pasando por abajo; la visita al Venerable de la Cumbre, y su enigma sólo al alcance de los Dioses; y finalmente, antes de la llegada a Roma, la noche tranquila durmiendo en la llanura.

Si tengo que elegir algunas de las pruebas, me quedo con la mirada de Iris, con su "por Osiris y por Apis...", por las contestaciones de Astérix y por la cara con la que mira Obélix a Iris al final de la prueba; y con la del Venerable de la Cumbre, por lo completamente absurdo del enigma planteado.

En cuanto a la animación, es algo tosca (tampoco se le puede pedir que tenga el sensacional dibujo de Uderzo en toda la película, sería carísima), como casi todas las surgidas de este estudio (las viejas películas de Astérix y la también buenísima "La balada de los Dalton" son un buen ejemplo) pero cumple de muy buena forma. Además, en este caso, y creo que en todas la películas del estudio en esa época, se disfruta una barbaridad por el argumento.

¿Y el sonido? ¡Qué sonido!¡Adoro el audio de esta película! Desde la musiquilla hasta el fantástico doblaje, sudamericano, que tiene en español. No podría imaginar otra voz para Astérix y Obélix.

Así que, lo dicho, para mí, una de las grandes obras de la animación europea y, ¿por qué no?, mundial, con unos personajes cojonudos y un argumento tan divertido como bueno.
Así que, como diría un personaje de pecho bajo y rellenito:
"Delirant esti Romani!".
He dicho.

jueves, 1 de mayo de 2008

Bukake!

Ya es primavera, que como suelen decir la sangre altera. Y es posible que sí, ya que la temperatura aumenta, apetece estar en la calle, las mujeres llevan menos y más sugerente ropa... Vamos, que las hormonas se disparan tras el invierno.
Sin embargo, si hay algo que se altera realmente, más que la sangre, es la savia de los árboles. Así pues, ¡comienza el periodo de celo de los árboles!
Y con él, para alegría de los alérgicos, el polen empieza a expandirse por el aire. Por cualquier zona que pasas, ves las pelusas del chopo, el polen de las gramíneas... ¡todo volando, blowin' in the wind! Y en los parques, ya ni cuento.
¿Y qué es el polen? Pues hijos míos, nada más que los gametos de las plantas, aquello que al juntarse con otro dará un cigoto que, quizá, se convierta en un nuevo ser. Para entendernos, no es más que el semen de las plantas. Que está por ahí, esparcido por el viendo, chocando contra nosotros, quedándosenos en el pelo, en la ropa, dándonos en la cara, respirándolo... ¡Un verdadero bukake con muchos órdenes de magnitud!
Y no sé vosotros, pero a mí no me hace ni puta gracia quedar esparcido de ello, que igual que me daría cierto asquito que me cayesen encima los gametos de, por ejemplo, un perro o una persona, tampoco es demasiado agradable que caigan los de una planta.
¿Y qué soluciones planteo?Pues como es lógico ninguna...
He dicho.