Hubo un tiempo que cierto centro comercial tenía esta frase como eslogan comercial. Y la verdad, sin que sirva de precedente, admito que comparto dicho eslogan. El centro comercial en cuestión es Grancasa, y la emoción que despierta en mí no es más que un profundo y sentido odio. Odio ese lugar.
Para empezar, debido a él, el autobús que cojo diariamente está siempre lleno de gente que acude en masa a dicho lugar. Por las mañana se nota bastante, pero si necesito cogerlo a medio día está lleno de putos críos que van a Grancasa a perder el puto tiempo (así sus padres no les tienen en casa, y se tienen que preocupar menos de su educación). Y a la vuelta, a eso de las 20.00, se llena de nuevo de gente que viene de allí, llenos de bolsas, con su alma raptada por el espíritu consumista. Además, en muchos casos son gente que se queja de lo cansados que están por el día, como pidiendo que les cedas el sitio (algunos lo hacen), algo que evidentemente nunca haré porque si están cansados por estar de compras... pues que se jodan, que me la pela. Que se hubiesen quedado en su puta casa. Y no sólo es horrible que la gente vaya en bus en masa, es que también lo hacen en coche, convirtiendo el tráfico en esa calle en una suerte de infernal atasco.
Otra razón de mi irracional odio hacia dicho lugar (el mejor de todos los odios) es mucha de la gente que lo puebla: adolescentes retrasados (pocos adolescentes no lo son), canis y jenis(éstos sí que son todos retrasados), metrosexuales inútiles o macas que un día fueron canis, que van a pasar allí la tarde, a dar largos paseos por el lugar en grandes grupos, gritando estupideces (tanto en la forma como en el contenido), mirando escaparates de tienda en muchos casos sin adquirir nada (y con comentarios irrisorios), y degustando las delicatessens del Burger King.
También lo odio por los comercios que hay allí apostados, todos ellos franquicias que venden lo mismo que en, no sé...¡todos los sitios!. Y sobretodo, de entre los locales, ¡odio sobremanera los locales de ropa que allí moran! ¡Odio Bershka, odio Stradivarius y odio Zara! ¡La ropa además de hortera es horrible!¡Y están siempre llenos de gente que va en grupos, que no para de entrar y salir y que molesta el tránsito!
Y por supuesto, ¡odio esa puta mierda de parking que tienen, en el que no se ve una puta hez y las marcas del suelo están pésimamente señalizadas!¡Y odio la puta mierda de subida que tienen de salida del parking, muestra inequívoca de lo mal hecho que está!
En fin, puto Grancasa.
He dicho.
miércoles, 5 de marzo de 2008
El centro de tus emociones
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2 comentarios:
Aiis... ¿Y qué es el odio? Sino un amor maleducado.
Ya veremos si durante tu exilio a Dinamarca, no echas de menos todo eso que odias de "el centro de tus emociones", jeje.
De acuerdo excepto en lo de odio irracional. Es totalmente racional y justificado.
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